Para romper el hielo en el sutil arte del coqueteo, los pajarillos comienzan interesándose
falsamente por la obra y milagros del prójimo. Que si estudias; que si trabajas; que si
cantas; que si bailas... Pero, el verdadero ojebtibo es la conquista.
Si surge la chispa y la historia prospera, el interés real nacerá poco a poco. Entonces
comienza el tiempo de las confidencias.
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