4/04/2009

De dónde proceden nuestros deseos


Nuestros deseos, preferencias, debilidades/fortalezas y
demás rasgos de nuestra personalidad quedan determinados
completamente por dos factores:
En primer lugar, por nuestro ADN. Es decir, por nuestro
acervo genético, heredado de nuestros progenitores (padre
y madre).
En segundo lugar, por el condicionamiento social y proceso
de culturización (entendido como el aprendizaje de
las reglas que hacen posible la convivencia en sociedad)
al que todos hemos sido sometidos.
Diferencias tales como que una persona prefiera emplear
sus energías ascendiendo a pie hasta la cima más alta de
una montaña, mientras que otra elija la comodidad del
sofá de su casa, no son más que el reflejo de una pro
gramación genética y cultural que ocurre ya desde el
mismo instante de nuestra concepción y nacimiento, respectivamente.
Sin embargo, a pesar de las notables diferencias existentes
en otras numerosas áreas, cuando se trata de hombres,
relaciones y romance, la mayoría de las mujeres
tiene ciertas necesidades, intereses y deseos comunes.
Si alguna vez has leído los anuncios personales de la sección
de clasificados de los periódicos probablemente tú
también te hayas dado cuenta de ello
En ellos, muchas mujeres utilizan expresiones como
“princesa buscando príncipe”, “primero amigos” y “en
busca de mi alma gemela”, mientras que prácticamente
ningún hombre dice esas mismas cosas.
¿Qué es lo que está pasando aquí?
Más al respecto:
¿Has oído alguna vez hablar sobre hombres a un grupo
de mujeres?
¿Te has percatado de que, durante la mayor parte del
tiempo, emplean una suerte de lenguaje en clave y de
que le conceden mucha importancia a pequeños detalles
que a nuestros ojos parecen totalmente irrelevantes?
¿Has podido comprobar, por otro lado, como los hombres
son directos los unos con los otros y generalmente no
tienen ningún interés en discutir esa clase de detalles?
¿Y qué me dices de la predilección que muchas mujeres
parecen sentir por el drama?

Mi visión con respecto a todo este asunto es la siguiente:
Las mujeres está interpretando un rol que no ha cambiado
durante miles (¿millones?) de años. Puede que en la
actualidad el lenguaje y la vestimenta sean diferentes,
pero en el fondo, todo sigue siendo lo mismo que siempre
fue.
Nuestros cerebros constan de partes diferentes desde las
que se originan impulsos y deseos de naturaleza diversa.
A menudo, esos impulsos entran en conflicto los unos con
los otros.
Por ejemplo, una mujer puede desear a un hombre fuerte
en su vida y, al mismo tiempo, puede querer preservar
su independencia.
Puede que desee recibir atención y, simultáneamente ser
considerada como autosuficiente y no necesitada de ella.
Te haces una idea ¿verdad?
Los hombres tenemos también ese tipo de conflictos, sólo
que en otras áreas de nuestras vidas.
Por ejemplo, algo que con frecuencia oigo repetir a muchos
hombres es: “Odio todo el dramatismo que crean
las mujeres ¿Por qué lo hacen?”
Mi respuesta: A ella, el drama le permite conseguir muchas
cosas de una sola vez. Le concede atención y protagonismo,
le permite descargar emociones (y liberar así
sustancias químicas altamente adictivas), le resulta divertido,
es interesante y previene el aburrimiento, le da
sentido a las cosas, etcétera.
Como ves, hay muchos buenos motivos por los que ella
puede desear introducir un poco de dramatismo en la
relación. Sin embargo, son motivos que la mayoría de
hombres no puede entender, porque el dramatismo satisface
deseos INEXISTENTES PARA LA MAYORÍA DE NOSOTROS.
Es como cuando una mujer dice “No entiendo como a los
hombres les puede gustar tanto hablar de deporte”.
Veamos, ¿cuáles son las necesidades que el deporte satisface
en un hombre?
Competición, adrenalina, poder, dominación. Es decir,
todas las cosas característicamente masculinas y, casualmente,
necesidades que la mayoría de mujeres simplemente
no tienen.

El primer cambio de paradigma



Cambia tu modo de pensar


Empecemos, por tanto, introduciendo un primer cambio
de paradigma en tu modo de pensar:
Averigua qué es lo que la mujer por la que te sientes
atraído desea y quiere, y no asumas erróneamente que
son las mismas cosas que TÚ necesitas y quieres.
Ya puestos, no supongas tampoco que lo que ella quiere
vaya a tener sentido alguno para ti, porque probablemente
no lo tendrá.
Tengo que reconocer que, personalmente, aceptar este
pensamiento y actuar bajo su influencia me resultó particularmente
difícil.
Prácticamente nada de lo que actualmente hago para
tener éxito con las mujeres tiene sentido para mí desde
un punto de vista lógico… y es razonable que así sea,
porque NO SOY UNA MUJER.
Pero ahora que he comprobado, una y otra vez, que lo
que hago resulta eficaz, ha dejado de preocuparme.
Ya no mi importa que mis acciones tengan o no sentido
desde un punto de vista lógico y formal. Todo cuanto me
preocupa es QUE FUNCIONEN.
¿Te das cuenta de la diferencia que ello supone?
Profundicemos ahora un poco más en el corazón y la
mente femenina.

En la naturaleza, las hembras seleccionan a los machos
la mayoría del tiempo. También sucede así en el cortejo
humano actual.
Incluso cuando es el hombre quien escoge a la mujer, la
mayoría de ellas aún orquestará la secreta fantasía de
que está voluntariamente dejándole que lo haga.
Por eso, al hablar con las mujeres es bueno tratar este
asunto y transmitirles (aunque sea de un modo insinuado
y mencionando experiencias pasadas) que tú eres el que
eliges y no el elegido.
Este tipo de cosas son muy, muy eficaces, en la medida
en que consiguen uno de mis logros favoritos: Transmitirle
a ella algo que, muy probablemente, NUNCA ANTES
EN SU VIDA LE HAYA OÍDO DECIR A UN HOMBRE.
Ésa es mi especialidad. Me gusta decirles a las mujeres
cosas que nunca antes han oído de boca de ningún hombre
y que ME HACEN DIFERENTE AL RESTO DE ELLOS DE
UN MODO DESEABLE.
Por eso, con frecuencia, me oirás decirles cosas como:
“Estoy a punto de decirte algo sobre ti que nadie te ha
dicho antes…”
Esa frase consigue poner a una mujer de puntillas en el
filo de su asiento y transportarla de inmediato a un estado
de completa e indivisa atención hacia ti. Si lo que dices
entonces es suficientemente profundo, y el contexto
es el apropiado, empezarán a verte como una especie de
chamán con poderes extrasensoriales. Las mujeres sienten
verdadera fascinación por este tipo de cosas.

Otro buen ejemplo es decirle a una mujer sexy, que en
ese momento actúa de un modo caprichoso y arrogante:
“Cariño, no me has engañado ni un solo minuto”.
Cuando pregunte “¿De qué narices estás hablando?” Le
respondes “Bueno, sé que la mayoría de los hombres
sucumben ante esa parte de tu personalidad que comunica
a gritos ‘Soy hermosa, distante y siempre me salgo
con la mía”… pero yo sé algo que ninguno de ellos sabe…

Hay otra parte de ti. Una parte que ninguno de ELLOS
consigue ver y que nadie que te haya conocido durante
sólo cinco minutos como yo te conozco ha visto nunca….

Puede que te hagas la dura, pero en el interior eres EXTREMADAMENTE
sensible.
Si alguien hace un comentario negativo de ti, quizás actúes
como si no te importara… pero pensarás en ello de
camino a casa. Sé que, secretamente, eres tan sensible
como una niña pequeña… simplemente la mayoría de la
gente nunca llega a conocer esa parte de ti…”
Esto confunde a una mujer emocionalmente distante de
un modo tan intenso que debes estar preparado para que
se su antigua personalidad se derrita instantáneamente y
emerja una persona completamente diferente.
Llegados a este punto, es sencillo empezar a hablar de
todo el juego de la seducción y de cómo las mujeres juegan
con los hombres, para hacerla saber que lo conoces
bien y que no vas a entrar en su juego.
Si dejas caer dos o tres comentarios profundos más, tendrás
una mujer que no te dejará a solas ni a sol ni a
sombra (ah, pero sigue comportándote como si quisieras
ser dejado a solas, para que ella no se canse de ti)

Para ellas es un juego… y así es cómo lo juegan

Ligar es un juego.
Tanto para las mujeres como para los hombres lo es,
pero especialmente para ellas.
Sin embargo, se trata de un juego atípico, puesto que los
objetivos y las normas que lo definen no son los mismos
para unos (nosotros) que para otras (ellas).
Imagina un juego en el que la mitad de los participantes
se ciñeran a unas ciertas reglas y la otra mitad a reglas
bien diferentes, todo en función de su propio sexo. Bien,
deja de imaginar porque exactamente así es el juego de
la seducción.
Por eso, para ganar más veces en ese juego y aumentar
dramáticamente tu éxito con las mujeres, debes analizar
y entender el modo en que ellas lo juegan. Debes verlo
desde su misma perspectiva; desde su lado del campo;
tal y como ellas lo perciben.
Vamos a hacer aquí una de esas intensas sesiones de
vídeo análisis, en la que los deportistas de elite destripan
concienzudamente el modo en que juega su rival para
poder aprovecharse de sus debilidades y reforzarse allí
donde se localizan sus fortalezas.
¿Preparado? ¿Listo? De acuerdo, pulso entonces el Play.

Ssssschh. Ya empieza. Míralas. Ahí están. Obsérvalas
detenidamente. Realmente les encanta divertirse y saben
bien cómo hacerlo. Fíjate cómo se ríen, cómo bailan provocativamente,
cómo se tocan las unas a las otras, cómo
se contonean, cómo coquetean y cómo deliberadamente
enseñan carne.
Son plenamente conscientes de que eso vuelve totalmente
locos a los hombres. Por eso lo hacen. ¿Qué creías?
Atraerlos es su objetivo y las destrezas que para ello han
desarrollado están extraordinariamente perfeccionadas.
Pero... ¿Por qué juegan?
Lo hacen por la necesidad que tienen de probarse a sí
mismas, y también a sus amigas, que son capaces de
atraer y seducir a chicos atractivos, chicos de calidad
como algunas los llaman. Eso es lo que las impulsa.
Estoy seguro de que muchas, probablemente incluso la
mayoría de ellas, salen los fines de semana con la mentalidad
“Nunca voy a encontrar al chico ideal en una discoteca,
pero me sube el ego que haya docenas de hombres
a mi alrededor prestándome atención, me gusta
beber gratis, me gusta bailar provocativamente con mis
amigas y me encanta tener el poder de rechazar a los
hombres, fingiendo que eso me molesta…”
Entiéndelo, ella juega principalmente por vanidad, para
satisfacer su necesidad de ser admirada, para impulsar
su ego, para contentar su faceta de diva.
Tú, en cambio, juegas principalmente por sexo. Es decir,
para conseguirlo.

Cada vez que una mujer puede confirmar que un hombre
siente atracción hacia ella, se anota puntos y su confianza
y su autoestima se disparan.
A continuación, te muestro una sencilla tabla de puntuación
que resulta muy ilustrativa para entender este juego
que te describo y que puede ayudarte a llevar la cuenta
de los puntos que una mujer gana como resultado de
cada interacción que mantiene con un hombre en una
discoteca, o fuera de ella.
Actividad Puntos
Se da cuenta de que un chico se fija en ella 1 punto
Se da cuenta de que un chico que le gusta se fija en
ella 2 punto
El chico en el que ella se había fijado, se fija en ella 3 punto
El chico que le gusta se acerca y habla con ella 4 punto
Confirma que él la desea, por el modo en que la mira,
la toca, etcétera 5 punto
Cuanto más claramente perciba una mujer que puede
atraer a un hombre y más segura esté de que él la desea,
tanto más crece su ego. Así mismo, cuanto más puntos
sea capaz de anotar, tanto más se divierte.
Finalmente, gana el encuentro cuando verifica que el chico
se acostaría con ella, si ella le dejara.
¡Mucho ojo aquí!
He dicho cuando VERIFICA que él se acostaría con ella,
NO cuando realmente lo hace.
A ella le basta con demostrar claramente que él estaría
dispuesto a hacerlo. Eso es todo. Que lo llegue a hacer o

no es totalmente opcional y depende de ella y de sus
necesidades particulares en ese momento.
Comprende que no necesita acostarse con nadie para irse
a casa con una saludable dosis de confianza en sí misma,
puesto que ya has masajeado su ego al demostrarle claramente
que te desvives por acostarse a su lado.
Ése es el juego al que las mujeres juegan. Ése y no otro.
Métetelo en la cabeza.
Compiten por la atracción de los hombres, suman puntos
cuando la consiguen y ganan el encuentro cuando se dan
cuenta de que el chico ansía yacer horizontalmente junto
a ella.
Tú, y el resto de hombres, también sumas puntos cuando
ella te muestra su interés, pero para ganar el partido
tienes que mantener una relación sexual con ella. Lo sabes
bien.
Puede que quizás hayas marcado un par de tantos y, por
supuesto, que te hayas sentido bien al hacerlo, pero si no
consigues acostarte con ella, el marcador final le da la
victoria, tú has perdido y vuelves a casa con el sentimiento
agridulce de haber marcado en un partido que
finalmente has perdido ¿me equivoco mucho? Honestamente,
no lo creo.
Ésa es la diferencia fundamental entre nosotros y ellas…
Y es una gran diferencia.
¿Por qué crees que pasan horas frente al espejo antes de
salir de casa?

Lo hacen por un buen motivo. Quieren asegurarse de que
están tan espectaculares como pueden llegar a estarlo,
antes de poner un solo pie en la calle.
Necesitan saber que tienen el poder de atraer y seducir
al chico que ellas quieran. ¡A cualquiera!
Eso es lo que atrae a las mujeres de las discotecas. Es un
entorno que las entroniza y las hace sentir poderosas.
Allí, los hombres están constantemente intentando seducirlas
y acariciando su ego. Incluso las mujeres menos
atractivas, consiguen su dosis de autoestima en ese entorno.
El problema es que cuanta mayor confianza gane ella,
más difícil es para nosotros poder tener éxito.
¿Por qué? Porque ya no tiene nada que negociar contigo.
Después de que te fijaras en ella (3 puntos), te acercaras
y empezaras a hablarle (4 puntos) y le tocaras la espalda
y las piernas (5 puntos) tiene 12 puntos de poder sobre
ti. ¿Para qué más te necesita?
Ya tiene lo que ha venido a buscar a la discoteca: una
subida de moral.
Sabe también que estarías más que dispuesto a acostarte
con ella. Se lo has demostrado abiertamente a través de
tu modo de comportarte.
Has perdido el partido y, lamentablemente, ha sido demasiado
fácil ganarte. No has sido rival.

Ahora, con tu permiso, esperará a que un verdadero desafío
se le presente. Buenas noches, pero NO hasta mañana.
¿Hay algo que puedas hacer entonces para vencerla en
su juego favorito?
Sí, de hecho sí lo hay... En realidad, no es tan complicado.
Se trata de jugar con cautela, poniendo un especial cuidado
en el modo en que enseñas tus cartas, no vaya a
ser que ella te las vea antes de tiempo y eches a perder
la partida.
Piensa, ¿qué es lo que sabes de la mecánica con la que
ella afronta este juego, que puedas utilizar en tu beneficio
y poner a tu servicio?
Bueno, sabes que su objetivo principal es conseguir confirmar
que puede tenerte y que, en muchos casos, una
vez que lo ha conseguido perderá el interés por ti.
No le concedas entonces la oportunidad de obtener esa
confirmación. Mantenla permanentemente en la duda y
no le permitas despejar la incógnita hasta el mismo momento
en el que estés retozando con ella en la cama y
sea demasiado tarde para cualquier otra consideración.
Recuerda en todo momento que uno de los sinónimos
más próximos que hay de la palabra seducción es CONFUSIÓN.
Déjala que sospeche que te sientes, hasta cierto punto,
atraído por ella, pero mantén la incertidumbre acerca de
si puede o no tenerte, para darle la confirmación sólo en
forma de revolcón en la cama contigo.
Insinúa siempre, pero sin llegar a confirmar. Confunde.Despista. Hazla duda